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¿Cómo está afectando al empleo la situación económica actual?

La pandemia, las altas tasas de inflación o la competencia por ciertos productos básicos son aspectos que generan impacto

Justo veíamos la luz del túnel por el fin de las restricciones más duras de la pandemia y estalló la guerra entre Rusia y Ucrania. Aunque es cierto que las dificultades ya estaban servidas desde antes. De hecho, 2021 ha tenido algunas particularidades que se han añadido al escenario de la pandemia, todavía presente en la mayor parte de ámbitos. Por un lado están las altas tasas de inflación, derivadas de los altos precios de la energía en los mercados internacionales. Por el otro está el desabastecimiento de algunas materias primas, como los semiconductores, unido a los retrasos y problemas en la cadena de transporte marítimo global.

Así pues, la competencia por ciertos productos básicos para la industria llevó a su encarecimiento y las fábricas se han visto abocadas a un parón, incapaces de avanzar en la producción. Para el sector logístico fue especialmente complicado colocar contenedores en los barcos, así como asumir los elevados costes de almacenamiento. Sin embargo, parece que para España, las cifras de comercio exterior están prácticamente en niveles del año 2019.

¿Cómo está afectando al empleo la situación económica actual?

¿Qué hay de la inflación?

A cierre de 2021, el INE recogió un encarecimiento histórico del Índice de Precios de Consumo (IPC), situado en el 6,5 %, tras una intensa escalada que nos ha conducido a niveles que no se habían registrado en las tres últimas décadas. En abril de 2022, último mes del que se tienen datos, el IPC bajó un 0,1 % en relación al mes anterior y recortó su tasa interanual 1,4 puntos, hasta el 8,4 %. Esto fue así por el abaratamiento de la electricidad y las gasolinas, tras dos meses de fuertes ascensos, en los que el IPC llegó a situarse en el 9,8 % en marzo, su tasa más alta en casi 37 años. La guerra entre Rusia y Ucrania agravó la situación considerablemente. Desde su inicio, el 24 de febrero de 2022, el coste de las energías se disparó hasta alcanzar niveles históricos.

¿Afecta al empleo?

La afectación en el empleo ya se está observando en los primeros meses del año. Según la EPA del primer trimestre, el paro subió en más de 70.000 personas entre enero y marzo de 2022 y la ocupación cayó, aunque sigue manteniéndose por encima de los 20 millones. La tasa de desempleo ha aumentado hasta el 13,65 %, en un momento (el de principios de año) que siempre suele ser fatídico para el empleo.

Lamentablemente, el riesgo actual tiene que ver con el hecho de que la inflación se traslade a los salarios, a los precios y las rentas. En esta espiral inflacionista, los costes laborales se incrementarían y lo mismo sucedería con los precios de producción. La competitividad caería en picado y, por supuesto, haría mella en el empleo, las rentas, el consumo y el crecimiento, dando lugar a un empobrecimiento generalizado. Los salarios pueden incrementarse, siempre y cuando también crezca la productividad.

¿Qué sucederá en el futuro?

Los organismos económicos españoles y europeos han rebajado sus previsiones en los últimos meses. Sin embargo, el Gobierno español apunta a un crecimiento del PIB del 7 %. Las estimaciones del Banco de España proyectan un 5,4 % y la Comisión Europea ya ha anticipado que España no volverá a los niveles de PIB anteriores a la crisis hasta bien entrado el primer trimestre de 2023. No ayuda en absoluto el conflicto bélico y sus imprevisibles consecuencias, ante un panorama ya inestable por la emergencia sanitaria, los estratosféricos precios de la energía y las dificultades vinculadas al comercio global.

Es posible que la inflación se prolongue y el Banco Central Europeo (BCE) deba tomar cartas en el asunto para cambiar su política de tipos bajos, que podría terminar reduciendo el poder adquisitivo de las familias. Será fundamental, pues, la movilización de los fondos europeos Next Generation para estimular la inversión pública y privada a través de la digitalización y la ecologización.

En España, además, tenemos sobre la mesa la reforma laboral, que ya ha conseguido el consenso de la patronal. A través de esta legislación, cuya negociación ha sido ardua y compleja, se acaba con la temporalidad, se modifican los contratos de formación y se refuerzan los ERTE, que han sido a todas luces eficaces para mantener el empleo en situaciones tan complejas como la pandemia que acabamos de atravesar.

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