Jornada laboral
Cinco razones para aplicar la jornada intensiva en verano
Se trata de una opción que ya ofrecen muchas empresas
La jornada intensiva en verano es mucho más habitual que en las otras tres estaciones del año. Con la llegada del calor y el tiempo de vacaciones, muchas empresas deciden apostar por esta formula, que no hace otra cosa que potenciar la conciliación y el bienestar de los empleados/as, así como la productividad y el aprovechamiento de las horas del día en las que más se rinde, que suelen ser las correspondientes a la franja de la mañana.
La jornada intensiva en verano no es obligatoria, en absoluto. Si quieres saber lo que dice el Estatuto de los Trabajadores sobre la jornada intensiva, tendrás que acudir al artículo 34. Sin embargo, verás que no hay ninguna norma que fije la jornada intensiva como derecho veraniego, ni nada por el estilo. La decisión o no de poner en marcha la jornada intensiva en verano (o durante todo el año) debe tomarla la empresa, a través de sus normas internas y contratos de trabajo. Esta opción también puede contemplarse en los convenios colectivos, de modo que es importante consultarlos antes de emprender cualquier iniciativa con respecto a la jornada de los empleados/as.
Jornada intensiva en verano, ¿cuáles son las ventajas?
La jornada intensiva en verano es lo más habitual en las empresas, especialmente durante los meses de julio y agosto, cuando el rendimiento suele bajar por las altas temperaturas y cuando se hace más evidente la necesidad de conciliar. No hay que perder de vista que los niños y niñas terminan el curso en junio y no regresan a las aulas hasta septiembre. Es lógico que, además de ser semanas vinculadas al descanso y a las vacaciones, estos también sean días en los que para las familias resulta un poco más complicado organizarse. La jornada intensiva en verano puede ayudar. ¿Cómo?
1. Más conciliación
Es la repercusión más directa de la jornada intensiva en verano. Los empleados/as tienen toda la tarde por delante para dedicarse a aquello que de verdad desean o necesitan: estar con familiares y amigos, disfrutar del ocio, de la cultura o el deporte o, sencillamente, descansar. Esto fomenta el workation, que no es otra cosa que desplazar la oficina a su lugar de vacaciones, lo que sin duda hace las jornadas mucho más amenas e ilusionantes.
2. Más motivación
Y una cosa lleva a la otra. Empezar la jornada sabiendo que vas a terminar pronto y que podrás dedicar el resto del día a aquello que más te plazca es ilusionante para la gran mayoría. Y es así como el trabajo se hace con una dosis extra de motivación, que es la mejor aliada para la productividad en las empresas.
3. Más salud física y mental
La pandemia ha hecho que valoremos mucho más la salud física y, sobre todo, mental de las personas. El hecho de poder conciliar y de trabajar más ilusionados/as nos proporciona alegría de vivir y nos hace estar más despiertos/as y motivados/as. Tener tiempo libre es campo abonado para cultivar nuestra mente y ejercitar nuestro cuerpo, lo que sin duda, es una recompensa impagable para la salud.
4. Más desconexión
La desconexión digital es uno de los grandes problemas de hoy para los empleados/as. Un estudio de InfoJobs revela que el 75% de los trabajadores españoles no desconecta fuera del horario laboral. La jornada intensiva de verano debería ayudar a delimitar bien el horario laboral y permitir, todos los días, la desconexión.
5. Más ahorro
Esta última ventaja redunda necesariamente en la empresa y, por supuesto, en el empleado/a. Para el segundo, marcharse a comer a casa para disponer de la tarde libre le permite ahorrar en comidas fuera. Para la organización, las ventajas todavía son más claras: gracias a la jornada intensiva de verano se reduce el gasto en energía y climatización. Los ordenadores se apagan y los sistemas de aire acondicionado, también.
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