Jóvenes y empleo
«El problema básico del desempleo juvenil es la baja formación»
Entrevista a Carlos Obeso. Director del Instituto de Estudios Laborales de ESADE
Carlos Obeso centra su actividad docente en la gestión de las Relaciones Laborales. Como investigador y Director del Instituto de Estudios Laborales de ESADE dispone de una visión privilegiada del mercado laboral español.
En esta entrevista destaca la baja formación como causa principal del desempleo juvenil y aboga por reflexionar más profundamente sobre los ciclos de primaria y secundaria. Para encontrar soluciones reales al paro juvenil reclama decisión política y el compromiso de todos los agentes sociales.
Aunque la crisis lo ha agudizado, el problema de España con el desempleo juvenil viene de lejos. ¿Qué es lo que no funciona?
De entrada hay que decir que las cifras del desempleo juvenil hay que matizarlas. Es verdad que las cifras son escandalosas: un 69% de desempleo entre los jóvenes de 16 a 19 años y un 44% entre los de 20 a 24. Sin embargo hay que decir que estas cifras se calculan sobre los activos en esas franjas de edad. Y resulta que entre los 16 a 19 años sólo están activos un 17% de los jóvenes y un 61% en la franja de 20 a 24, cifras alejadas del casi 90% de actividad que se dan en las franjas intermedias. Por tanto, en términos absolutos, no son tantos los desempleados jóvenes, entre otras razones porque muchos de ellos han vuelto a las aulas y tienen por tanto el status de no activos.
Lo anterior no niega el problema pero sí lo matiza. El problema básico del paro juvenil es la baja formación de muchos jóvenes, lo cual se debe en gran parte al alto abandono escolar de nuestro país: en este sentido, junto a Portugal, somos los campeones de Europa. Concretamente, un 77% de jóvenes entre 16 y 19 años sólo tienen una titulación de primaria, una cifra que pasa al 53% en la franja de 20 a 24 años.
¿Universidad o Formación Profesional?
El número de licenciados superiores en España es equivalente al de los países más desarrollados de la Comunidad Europea e incluso está por encima de alguno como Alemania. En cambio, en FP, las cifras de alumnos son relativamente bajas respecto a otros países europeos y no son consecuentes con el modelo económico del país. En mi opinión existe una conciencia bastante generalizada de que hay que fomentar la FP y de hecho cada vez más jóvenes acceden a la formación intermedia. También existe conocimiento de por dónde debe ir la reforma de la FP. El diagnóstico, por tanto, ya está hecho. Sólo falta decisión política y compromiso real de los agentes sociales.
¿Nuestro sistema educativo necesita cambios?
Sí. En general, los cambios a nivel de FP y universidad están al menos enunciados, aunque existan puntos de vista diferentes. Pero donde se hace menos énfasis y donde valdría la pena dedicar más esfuerzos de reflexión es en los ciclos de primaria y secundaria. Tendemos a olvidarnos de que en estos ciclos es donde se establecen las bases del conocimiento, y si esas bases no son sólidas esto va a afectar a los niveles siguientes. Para tener a mano una reflexión de calidad yo recomendaría los libros de Gregorio Luri, un pensador desde la práctica como enseñante.
Muchos titulados superiores terminan trabajando en empleos muy inferiores a su nivel de estudios. ¿Hay sobrecualificación en la educación española?
Las estadísticas comparativas entre países nos dicen que el gap vertical en España (diferencia entre el grado que se tiene y lo que se pide en el puesto) es bastante elevado y en general con tendencia a la sobrecualificación. De lo anterior no debería deducirse que hay que rebajar el número de grados universitarios sino que debe aumentar la oferta de los niveles intermedios. A medida que la oferta de la formación profesional sea más atractiva, el gap vertical disminuirá.
Parece ser que, últimamente, el destino de muchos de ellos es la emigración ¿Estamos perdiendo talento? ¿Cómo solucionar este problema?
El talento se pierde sobre todo cuando no se utiliza. Por tanto, si nuestro sistema productivo no es capaz de ofrecer trabajos adecuados a la formación de nuestros jóvenes es normal que si pueden, se marchen. Además, cada vez más el mercado laboral se va haciendo más universal con lo que habrá que irse acostumbrando a la necesidad profesional de una movilidad creciente.
Los “ninis” también llenan páginas de periódicos. ¿Qué opinión le merecen?
Los llamados “ninis” representan un problema de difícil solución. El aprendizaje tiene unos tiempos y hábitos, y cuando estos se pierden son difíciles de recuperar. El problema, por tanto, es que vuelvan a estudiar o a aprender un oficio. Si lo anterior se logra, que no será fácil, lo fundamental es que recuperen unos hábitos esenciales para tener un mínimo de éxito. En definitiva, integrar a los “ninis” es difícil y caro. Es por tanto una opción política.
¿Hay posibilidades en el emprendimiento?
El emprendimiento es viejo como la historia de la humanidad. Lo que es nuevo es suponer que sea la salida a la crisis del mercado laboral. Se trata más de una operación ideológica con un trasfondo peligroso: pensar que el que está en paro y no emprende es culpable de su situación. Además, se está confundiendo al emprendedor con el autónomo y se está poniendo en el mismo saco una aventura empresarial de alto contenido tecnológico con la apertura de un bar. Al que tiene perfil emprendedor se le puede y quizás se le debe ayudar, pero partiendo de una realidad: personas con perfiles emprendedores hay muy pocas.