Gestión del talento
Claves para fijar de manera efectiva los objetivos con los equipos
Es muy importante que tengamos un buen plan para definir los objetivos y lograr materializarlos
Un nuevo año ha empezado y con este, la mayor parte de equipos han puesto en marcha – o están en ello – sus planes para consensuar y definir nuevos objetivos. La mayor parte de ellos están dirigidos a obtener unos mejores resultados, pero también pueden focalizarse en desplegar nuevos proyectos y por qué no, en desarrollar habilidades y conocimientos de las personas.
Pero hay maneras de fijar objetivos que no están dando los resultados esperados a las empresas. No en vano, para conseguir algo no basta con proponérselo a principios de año, porque es imposible llegar a una meta sin haber hecho un trabajo previo, desarrollado una estrategia y preparado a nuestra gente. Por tanto, es muy importante que tengamos un buen plan para definir los objetivos y lograr materializarlos. Pero, ¿cómo?
¿Por qué los métodos de siempre no nos funcionan?
Lo que suelen hacer las empresas a la hora de proponerse fijar unos objetivos es lo de siempre. Y lo de siempre puede no ofrecernos los resultados que esperamos. Es muy habitual que las organizaciones planteen a sus empleados algunos grandes objetivos. Estos son fijados de manera unilateral y en base a estos, los empleados van recibiendo una especie de receta, con los objetivos a cumplir durante el año. ¿Qué se tiene en cuenta para determinar estos objetivos? Pues casi siempre las cifras de ventas u otros indicadores que son claves para evaluar el buen desempeño del negocio.
Sin embargo, y aunque pueda parecer que esta es una vía práctica, no suele dar grandes resultados. Los objetivos se fijan una vez al año y el cumplimiento se analiza al final o, como mucho, cada semestre. De este modo, los empleados tienen poco o nada de margen para poner de su parte. Reciben el feedback de sus responsables más directos tarde, de modo que el resultado depende muy poco de ellos. No tienen capacidad de maniobra y tampoco deciden nada sobre los objetivos o su manera de intervenir o cooperar en ellos. Así es fácil que se sientan desvinculados y desmotivados.
Esta manera de establecer unos objetivos es, por lo general, una mala compañera de aquellos que quieren seguir cultivando su employer branding y el talento que tienen en casa. Al final, la recompensa económica que puedan obtener por haber alcanzado esos objetivos es puro trámite. Y aunque a nadie le viene mal cobrar un extra, la implicación y el orgullo del empleado por haber alcanzado esa meta es verdaderamente insignificante.
Otro de los grandes inconvenientes de fijar anualmente los objetivos tiene que ver con el hecho de que hacerlo tan a largo plazo nos aleja de hacer cualquier modificación o cambio para adaptarnos a las circunstancias o contextos cambiantes.
¿Hay otras maneras de fijar los objetivos en una empresa?
Por supuesto. Lo primero y más importante es fijar unos objetivos que se materialicen claramente en proyectos, de modo que los empleados puedan enfocarse en metas tangibles. Estos proyectos pueden ser compartidos con todos o buena parte de los equipos de la empresa, puesto que es una excelente forma de trabajar con un mismo objetivo común. Esto, además, es clave para la cooperación entre departamentos y para involucrar a todas las personas, con independencia de su rango o posición.
Pero hay más cuestiones que deben tenerse en cuenta a la hora de fijar los objetivos para el nuevo año con éxito. La revisión no debe fijarse anualmente o de manera semestral, sino que debe ser mucho más periódica. Es una buena manera de mantener encendida la llama que nos permitirá alcanzar los objetivos deseados. Junto a esto, contaremos con un mayor margen para realizar o proponer modificaciones, según si se producen cambios en la empresa o en la sociedad.
Conviene, por otra parte, hacer que estos objetivos siempre sean mesurables, de modo que sea fácil comprobar si se están cumpliendo o no. Y por supuesto, aunque es preciso que los proyectos sean ambiciosos, hay que tratar de encontrar siempre el equilibrio entre la relevancia y la posibilidad. Porque no es cuestión ni de hacer castillos en el aire ni de quedarse corto. La virtud está, como siempre, en el término medio.
La importancia de la comunicación para alcanzar los objetivos
La comunicación es vital en todas las facetas de nuestra vida y nuestra profesión. Y, por supuesto, resulta imprescindible si lo que queremos es lograr nuestros objetivos con los mejores resultados. Si huimos de los métodos tradicionales y nos centramos en las personas y en los proyectos, necesitaremos establecer a su vez una comunicación fluida y lo más constante posible entre las distintas personas que forman parte del equipo.
Es la manera más efectiva y rápida de estar siempre al día de los avances y de saber encajar cualquier giro de guion que se produzca. En este sentido, puede ser muy productivo mantener encuentros (virtuales o presenciales) periódicos, tanto con nuestro equipo como con el resto de departamentos, asegurándonos así de no estar trabajando en ningún momento hacia direcciones distintas e incluso opuestas.
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