Ambiente de trabajo

Qué hacer con un empleado/a tóxico/a que está dinamitando el buen ambiente en la empresa

Aquí tienes algunos consejos clave para gestionar este tipo de situación

Habla a las espaldas, falta al respeto a compañeros/as y jefes/as, se victimiza contínuamente, se pone a la defensiva, miente, conspira… ¿Tienes un empleado/a tóxico/a y no sabes qué hacer con él/ella? El principal problema de contar con una persona tóxica en la empresa es que es capaz de echar por la borda el buen ambiente laboral que tanto cuesta construir añadiendo conflictos, estrés y malestar a la plantilla.

Además, es una dificultad para el trabajo en equipo y para conseguir los objetivos empresariales deseados. Por eso, si eres directivo/a o responsable de RRHH tienes que actuar con rapidez para neutralizar a ese empleado/a tóxico/a que está dinamitando el buen ambiente de la empresa.

Identifica al empleado/a tóxico

El primer paso es saber qué está ocurriendo y cuáles son esos comportamientos tóxicos que están creando mal ambiente. ¿Qué hace que pueda ser considerado/a tóxico/a? ¿Se sobrepasa en sus funciones? ¿Cómo es su comunicación? ¿Cuál es su relación con el resto del equipo? ¿Cómo afecta eso a su trabajo? ¿Está mermando la productividad general? ¿Está perjudicando la imagen de la compañía?

Recaba toda la información que puedas, observando de forma objetiva y preguntando a otros empleados/as y jefes de equipo para obtener datos lo más fiables posibles. Sobre todo no hagas caso de rumores, conflictos personales u otras emociones e intereses que te puedan desviar de la realidad. 

Las encuestas de evaluación de desempeño o de clima laboral son muy útiles para poder prever y anticiparse a estas actitudes. Además, el departamento de RRHH en las durante el proceso de contratación tienen recursos para analizar las distintas personalidades y sospechar si algún empleado/a puede derivar en actitudes tóxicas en el futuro.

Valora las consecuencias para la empresa

Una vez confirmadas las sospechas, analiza cómo el comportamiento del empleado/a tóxico/a está afectando al resto de la plantilla y, por ende, al funcionamiento de la empresa. 

El impacto de un trabajador/a tóxico/a en una empresa suele ir más allá del mal ambiente y de los conflictos interpersonales ya que afecta al rendimiento, dificulta la comunicación y los procesos de trabajo, reduce la motivación y aumenta la rotación de personal.

Por otro lado, la salud mental de los trabajadores/as está también en juego ya que estar en contacto durante 8 horas al día con personas que añaden tensión es una enorme causa de estrés. Todo ello puede tener consecuencias económicas si alguno decide renunciar al empleo. 

Habla con él

El tercer paso para evitar que un empleado/a tóxico/a dinamite el ambiente laboral es tener una conversación privada y honesta con él/ella. Muéstrate firme pero comprensivo/a e intenta que se abra y te comente qué está ocurriendo y por qué tiene determinadas actitudes. Como tendrás datos objetivos sobre la mesa, aporta ejemplos claros y no dejes que se ponga a la defensiva. Practica la escucha activa y la empatía. Es probable que sea una reunión tensa, pero en una charla sincera es más fácil que te explique cómo se siente en su puesto o problemas subyacentes (personales o laborales) de los que la empresa no está al tanto. 

Tras las explicaciones – si las hay – dale una oportunidad de mejora estableciendo límites, marcando objetivos y planificando nuevas reuniones para ir evaluando los cambios. Aprovecha también para dejar caer las consecuencias que habrá si no cambia de actitud. 

Propón soluciones 

Dependiendo de qué esté causando ese comportamiento tóxico en el trabajador/a, la empresa cuenta con varias soluciones. Por un lado, puede ofrecerle formación o capacitación en ámbitos que le estén causando estrés o frustración y, por otro, puede reestructurar sus responsabilidades si tiene demasiada carga de trabajo.

Finalmente, pueden ofrecerse herramientas de mentoring o coaching que le ayuden a gestionarse mejor en el entorno laboral. Las actividades de team building y las charlas en equipo también favorecen a que el ambiente laboral vuelva a ser el que era.

Analiza los cambios y toma decisiones

Después de la primera conversación es bueno monitorizar los cambios. Aunque se espera que poco a poco se vayan viendo mejoras, lo ideal es establecer un periodo de tiempo para tomar una decisión. Si ha funcionado, felicítalo/a y valora su esfuerzo, pero si las medidas tomadas contra el empleado/a tóxico/a no han servido de nada, no hay mucho más que optar por sanciones disciplinarias y, en el peor de los casos, despedirlo/a. Llegado este punto, será necesario contar con información concreta que pueda justificar cualquier acto disciplinario.

Gestionar un empleado/a tóxico/a en un equipo no es fácil pero siguiendo estos pasos verás más claro todas las opciones que tienes para mantener el buen ambiente dentro de la compañía.

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