Ambiente de trabajo
¿Qué son faltas leves, graves y muy graves en el trabajo?
¿Sabes cómo se clasifican las faltas en el trabajo y cómo proceder para gestionarlas?
Una de las responsabilidades clave de cualquier empresa y equipo de Recursos Humanos es garantizar un ambiente laboral saludable, regido por normas claras que promuevan la disciplina y el respeto. Sin embargo, en ocasiones, los empleados/as pueden incurrir en comportamientos que vulneran estas normas. Es aquí donde entra en juego la clasificación de las faltas laborales: leves, graves y muy graves. Comprender estas categorías es esencial para los profesionales de RRHH, ya que permite actuar de manera justa y alineada con la legislación vigente.
¿Qué son las faltas laborales?
Las faltas laborales son incumplimientos de las obligaciones del trabajador/a hacia su empresa, ya sea por acción u omisión. Estas pueden tener distintos niveles de gravedad, dependiendo de su naturaleza, intención y repercusión en la organización. La regulación de estas faltas suele estar establecida en el Estatuto de los Trabajadores, el convenio colectivo aplicable y el reglamento interno de cada empresa.
Clasificación de las faltas laborales
1. Faltas leves
Las faltas leves son infracciones de menor impacto que, aunque no afectan gravemente a la empresa, deben ser corregidas para evitar que se conviertan en hábitos. Ejemplos comunes incluyen:
- Retrasos esporádicos en la hora de entrada sin justificación.
- Falta de cuidado en la realización de tareas asignadas.
- No avisar con antelación de una ausencia puntual.
- Incumplir normas menores de higiene o seguridad.
Sanción habitual: Las faltas leves suelen resolverse con amonestaciones verbales o escritas.
2. Faltas graves
Las faltas graves tienen un impacto considerable en el funcionamiento de la empresa o en el entorno laboral. Algunas de las más frecuentes son:
- Ausencias injustificadas durante uno o varios días.
- Desobediencia a las instrucciones del superior, siempre que no vulneren derechos fundamentales.
- Faltas de respeto hacia compañeros/as, clientes o superiores.
- Incumplimiento reiterado de normas de seguridad que pongan en riesgo a otros.
Sanción habitual: Las faltas graves pueden conllevar suspensiones temporales de empleo y sueldo, además de quedar registradas en el expediente del trabajador/a.
3. Faltas muy graves
Las faltas muy graves son conductas que afectan de manera severa la integridad de la organización, su reputación o la seguridad de las personas. Ejemplos incluyen:
- Robo, fraude o apropiación indebida de bienes de la empresa.
- Acoso laboral, sexual o discriminatorio.
- Violencia física o verbal en el entorno laboral.
- Divulgación de información confidencial de la empresa.
- Abuso de confianza o negligencia que provoque daños graves.
Sanción habitual: Las faltas muy graves pueden derivar en despido disciplinario sin derecho a indemnización.
Procedimiento para gestionar las faltas laborales
Para garantizar la imparcialidad y el cumplimiento de la normativa, es fundamental que las empresas sigan un procedimiento estructurado al gestionar faltas laborales:
- Investigación inicial: Recopilar evidencias y testimonios sobre la supuesta falta.
- Comunicación formal: Notificar al trabajador/a la falta atribuida y darle la oportunidad de presentar su versión de los hechos.
- Valoración de la gravedad: Analizar la falta considerando su contexto, reiteración y consecuencias.
- Aplicación de la sanción: Imponer una medida disciplinaria proporcional a la gravedad de la falta, asegurando que esté alineada con el convenio colectivo y la normativa vigente.
Consejos para profesionales de RRHH
- Prevenir antes que sancionar: Implementar una comunicación clara y formación continua sobre las normas laborales para reducir la incidencia de faltas.
- Documentación exhaustiva: Registrar todas las faltas y sanción impuesta, incluyendo evidencias y comunicaciones al empleado/a.
- Consistencia: Asegurarse de que las sanciones sean proporcionales y coherentes para evitar percepciones de trato injusto.
En conclusión, las faltas laborales, ya sean leves, graves o muy graves, son una realidad que los profesionales de RRHH deben manejar con eficacia. Actuar con transparencia y siguiendo las normativas es clave para mantener la confianza y la disciplina en el lugar de trabajo.