Cinco consejos de oro para remontar a un equipo quemado

Restablecer la ilusión de un equipo desmotivado no es tarea fácil pero se puede conseguir aplicando algunas estrategias. El síndrome del burnout -o del trabajador/a quemado/a- es el pan de cada día en las empresas y hay estudios que indican que los porcentajes de empleados/as que lo sufren va en aumento. Cuando esta situación se traslada a todo el equipo resulta esencial tomar medidas antes de llegar al límite y que el ambiente laboral salte por los aires perjudicando, además, al rendimiento del departamento y de toda la compañía. 

¿Cómo remontar a un equipo quemado? En primer lugar hay que destacar que esta circunstancia no se da de un día para otro sino que se va gestando poco a poco llegando incluso a cronificarse. Una vez que aparece el problema, el primer paso para afrontarlo es que la empresa sea consciente de él. Mirar para otro lado o minimizarlo no tiene ningún sentido. 

Causas y consecuencias de un equipo quemado

Algunas de las causas que han podido quemar al equipo son un volumen de trabajo inasumible y de forma continuada, flujos poco eficientes, conflicto de responsabilidades, sueldos bajos o desiguales, llamadas fuera del horario laboral, ausencia de liderazgo, mal ambiente entre compañeros/as, etc.

Muchas de las veces, todo esto supone un desgaste emocional que la empresa no puede contrarrestar solo con medidas racionales. Y es que las consecuencias de un equipo quemado son, entre otras, negatividad y desconfianza en el equipo directivo y la organización en general, apatía, resentimiento, frustración, resistencia a los cambios, baja eficiencia, estrés, ansiedad o bajas por depresión. 

Cómo remontar un equipo quemado

La combinación de mejorar las condiciones laborales y de velar por la salud emocional de la plantilla suele dar buenos resultados. A continuación te damos cinco consejos de oro para remontar a un equipo quemado, ¡comienza a aplicarlos ya!

Comunicación bidireccional

Una comunicación clara es uno de los valores que más agradecen los equipos. Por este motivo, al detectar desmotivación es conveniente sentarse a hablar de la situación. Tanto en entrevistas personales como en reuniones de equipo se deben tratar todos los aspectos intentando no entrar en detalles anecdóticos. La empresa tiene que tener claro que por parte de la plantilla existe un componente emocional difícil de racionalizar por lo que es mejor no entrar en debate de opiniones y percepciones sino mantener una escucha activa y comprensiva. Al fin y al cabo, el choque de pareceres no llevará a remontar al equipo y a mejorar su rendimiento. Este tipo de conversaciones bidireccionales deberían mantenerse en el tiempo de forma periódica.

Transparencia

La transparencia tiene que ser un pilar a partir de ahora. Es más importante que nunca que la comunicación interna funcione a la perfección y todos los trabajadores y trabajadoras tengan la sensación de que se actúa de forma honesta. En este sentido, una buena idea es realizar encuestas de mejora que servirán también para medir el pulso de la plantilla. Además, es fundamental que se establezcan vías seguras para que cada empleado/a pueda transmitir a la dirección si tiene algún problema. 

Apertura al cambio

Con toda la información sobre las necesidades del equipo y los puntos críticos, en base a los objetivos de la empresa se tienen que realizar algunos cambios, que pueden ser de forma paulatina o inmediata. Estas modificaciones pueden afectar tanto al organigrama o a la reestructuración del equipo como al flujo de trabajo, a la toma de decisiones, las vías de comunicación, las herramientas de trabajo o a cualquier otro ámbito.

Asimismo, se pueden incluir nuevas aportaciones al Código Ético de la empresa o a sus valores, rediseñar los planes de carrera, la política de conciliación, añadir opciones de teletrabajo o mejorar otras condiciones como ofrecer horarios flexibles, primas, aumento de salario u horas extra… 

Siempre que la situación lo permita, ofrecer más beneficios o mejorar los ya existentes será recibido como un acto de buena voluntad que ayude a remontar un equipo quemado.  

Programas de bienestar

Una vez tomadas algunas medidas estrictamente laborales -de nada sirve este punto si no hay intención de mejorar todo lo demás-, llega el momento de preocuparse por el bienestar del equipo. Los programas de bienestar tienen el objetivo de equilibrar la salud física, emocional y mental de los empleados y empleadas para potenciar así su implicación, motivación, rendimiento y alineación con la empresa. De este modo, desde la compañía se pueden organizar actividades de ejercicio físico, yoga, pilates u otras actividades de relajación. 

Trabajar la inteligencia emocional y la gestión del estrés en talleres en grupo también es una buena idea para remontar a un equipo quemado. Finalmente, algunas empresas optan por ofrecer acompañamiento psicológico puntual a su plantilla en determinados casos.

Fiestas y eventos de integración

Mucho se habla de los beneficios de las actividades de team building para fomentar la cohesión y lo cierto es que es una estrategia muy a tener en cuenta en el caso de los equipos quemados. Por sí sola no funciona pero es un plus para aumentar el compañerismo y la empatía y relajar tensiones. Junto a estas actividades, organizar fiestas y eventos internos (en Navidad y otras fechas concretas) y celebrar los logros del equipo o la compañía son opciones muy interesantes a tener en cuenta. 

Y ¿por qué no dar fiesta por el cumpleaños? Se trata de una medida muy simple que ya adoptan muchas empresas y que permite romper la rutina de la semana. Si no es posible, otra alternativa es organizar algo especial por muy pequeño que sea para esa jornada laboral.

Remontar a los equipos quemados no es sencillo pero con estos consejos las empresas estarán más cerca de lograr un buen ambiente en el que todos los implicados/as estén cómodos/as trabajando por un bien común.

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