Gestión del talento

Clima laboral, la asignatura pendiente

Un buen clima laboral depende de muchos factores. ¿Por dónde empezar?

Hasta hace bien poco, las empresas prestaban muy poca atención a lo que se denomina clima laboral. La incorporación de los millennials al mercado de trabajo y la preocupación de las empresas por la productividad han hecho que esta sea, por fin, una cuestión muy tenida en cuenta.
A menudo, las organizaciones se han empecinado en buscar la clave de la rentabilidad y los beneficios, pero se han olvidado de algunos de los factores que más pueden influir en esta búsqueda.
El clima laboral o el ambiente de trabajo son factores determinantes para la felicidad de los trabajadores. Un buen clima laboral puede aportar grandes beneficios, aumentar la productividad y acelerar la rentabilidad de la empresa.
¿En qué estamos fallando? 
Cuidar de los empleados debería ser una prioridad básica para cualquier empresa. Sin embargo, no siempre es así. Y no por falta de voluntad del empresario, sino porque el día a día nos mantiene ocupados en el ritmo agotador del trabajo.
Si no te has ocupado nunca por el clima laboral de tu empresa, quizá hayas detectado una fuga constante de talento o un bajo rendimiento de los empleados en determinadas áreas. Sobre todo en aquellas en las que existen puntos de conflicto.
Es importante, pues, llevar a cabo importantes ejercicios de comunicación con nuestros empleados, con el objetivo de favorecer su satisfacción personal y profesional. Escuchar, gestionar y resolver problemas latentes es vital para salvar situaciones conflictivas. Sin embargo, ir apagando fuegos no resolverá el problema de raíz. Mejorar el clima laboral dependerá de muchos factores que tendrás que revisar y resolver para que todo mejore a medio y largo plazo.
¿Qué factores son importantes? 
El clima laboral es la asignatura pendiente de muchas organizaciones. Y probablemente sea porque dominar todos los factores puede ser muy complicado. Para empezar, eso sí, conviene tener en cuenta los siguientes:
  • El espacio físico. Es importante que los empleados estén trabajando en un entorno físico agradable, con unas dimensiones correctas y un equipamiento ajustado a sus necesidades. Es vital tener controlada la temperatura, la contaminación (sea por el medio que sea) e incluso la decoración. Un entorno en el que trabajamos ocho horas debe ser lo más agradable posible.
  • El liderazgo. Contar con un buen liderazgo es fundamental para que cualquier organización funcione. Es imprescindible estar presente siempre que sea necesario, colaborar, guiar y gestionar los conflictos de una manera inteligente y acertada. Hay que comunicarse para no dejar crecer los conflictos.
  • Las relaciones interpersonales. Como líderes tendremos la responsabilidad de detectar cualquier foco de conflicto. Porque si no es atajado a tiempo, puede terminar por destruir el clima laboral y reducir de manera estrepitosa el rendimiento de la empresa.
  • Incentivos y reconocimientos. Contar con una buena política de incentivos y reconocimientos puede ser absolutamente motivador para los empleados. Si se acompaña de un buen clima laboral y de una política de escucha activa, aumentaremos el compromiso y, por supuesto, su felicidad.
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