Formación bonificada
Lifelong Learning como estilo de vida
Tener unos empleados correctamente formados es la única manera de garantizarse un futuro empresarial competitivo
Vivimos en un contexto en el cual predomina una enorme incertidumbre y esto requiere una actualización continua de las habilidades para no quedar descolgados del mercado laboral. Por eso cada vez más, ya sea a nivel empresarial (cada vez más empresas desarrollan programas de formación) como particular (tener la actitud para aprender cada día), se apuesta por el lifelong learning.
Este concepto es un nuevo paradigma educativo que consiste en aprender durante toda la vida ajustando los conocimientos y las habilidades a las necesidades que demanda el mercado en cada momento. Para numerosas empresas, la formación permanente es una apuesta segura para no perder competitividad. ¿La clave? Una oferta formativa inagotable tan genérica o especializada como se quiera, es decir, personalizable, y un acceso sencillo y económico que solo requiera medios tecnológicos básicos.
Además, para cualquier persona desempleada, el lifelong learning es una necesidad para poder llevar a cabo el reciclaje profesional necesario para reincorporarse al mundo laboral. Este reciclaje no solo les permite actualizar conocimientos, sino que les permite adquirir y profundizar en nuevos conocimientos y campos, lo cual abre más posibilidades de crearse un nuevo perfil profesional mediante la formación.
Así, la persona podrá mejorar su empleabilidad, ya que estará preparado para desempeñar nuevos roles de forma eficaz y eficiente, gracias al tiempo que ha dedicado a su formación. Por lo tanto, aquellos trabajadores que son conscientes de la importancia del lifelong learning para sus carreras, apuestan por seguir con su formación.
«Los conocimientos y las habilidades son muy obsoletas. Las nuevas tecnologías cambian de forma continua y constante y nos tenemos que adaptar a ellas. Quien no se mantenga al día en cuanto a formación, acabará siendo un analfabeto integral», indica José Vera, docente del área de RRHH de la Escuela de Negocios y Dirección – ENyD.
La formación continua tiene una gran cantidad de beneficios
Tanto para mantenerse en el puesto de trabajo que uno quiere y que le gusta, como para acceder a otro puesto que, por la razón que sea, le interese más. Por otra parte, “las empresas que cuidan de la empleabilidad de sus empleados ofreciéndoles formación, dispondrán de unas plantillas más eficaces, más polivalentes y mejor recolocables en el supuesto de una reestructuración no deseada”, matiza el docente de ENyD, la Escuela de Negocios de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC).
Pero por desgracia, en épocas de crisis, lo primero que hacen las empresas es reducir presupuestos de publicidad y de formación. En este sentido, José Vera cree que “reducir esta última es un grave error por lo mencionado anteriormente. La empleabilidad debería ser de mutuo interés”.
Aprovechar la curiosidad natural del ser humano para aprender y crecer profesionalmente puede ser una experiencia enriquecedora para ambas partes, siempre y cuando se tenga en cuenta los intereses tanto de la empresa como de la plantilla a la hora de diseñar el programa formativo y decidir qué métodos formarán parte del mismo.
En el caso de los empleados, la posibilidad de formarse a lo largo de toda su carrera profesional les aporta una mayor capacitación y una mejora del desempeño, más opciones de crecer profesionalmente y de forjar un perfil atractivo para el mercado laboral y una mayor facilidad para adaptarse a los cambios y para comprender mejor el mundo que viene.
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Gemma Juan Giner es Redactora de Contenidos de la Escuela de Negocios y Dirección – ENyD.
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