Felicidad
Inteligencia emocional en el trabajo: un must en la empresa
Emociones y empresa no son dos términos antagónicos, sino que están mucho más próximos de lo que se cree. ¿Habéis empezado ya a trabajar la Inteligencia emocional?
Las empresas son espacios en los que interactúan personas, se ponen en marcha proyectos, se viven experiencias y se resuelven conflictos de distinta índole. Son, por así decirlo, entes vivos en los que se trabaja con emociones, porque se interactúa con personas.
Pasamos ocho horas diarias conviviendo con nuestros compañeros de trabajo. Y no solo dedicamos tiempo a trabajar. También hablamos, compartimos, comemos y nos relacionamos. De ahí que para las organizaciones sea tan importante gestionar personas teniendo en cuenta el factor emocional. De ahí surge, por ende, el término Inteligencia emocional.
Como trabajar la Inteligencia emocional en la empresa
Desde InfoJobs queremos darte algunos consejos para trabajar la Inteligencia emocional, algo que creemos deebería ser un must en cualquier empresa. Consigue un buen clima laboral y conseguirás un equipo productivo y altamente involucrado.
Las emociones se contagian
Nos ha ocurrido a todos en infinidad de ocasiones. Si bien existen compañeros positivos y con un espíritu amable y entregado, hay otras personas que son negativas por naturaleza y pueden mermar las fuerzas del resto de compañeros.
Para la profesora Wharton Sigal Barsade, experta en inteligencia emocional dentro de las organizaciones, las emociones se contagian como virus. De ahí que los denominados “afectos” sean grandes condicionantes de los resultados finales de nuestros equipos y empresas.
Señales emocionales en todas partes
Cuando un empleado acude a su puesto de trabajo no lo hace solo. Lleva a cuestas una mochila de emociones y estados de ánimo que van variando con los días y las circunstancias. A esto hay que sumarle los rasgos de su carácter y, lógicamente, los afectos y las emociones de los demás, que también son condicionantes.
Un ambiente cargado de negatividad puede modificar enormemente el carácter y la manera de actuar de los empleados.
Y no hace falta que las emociones se manifiesten con grandes hechos o sentencias. A veces un ceño fruncido, una sonrisa o la manera de cerrar la puerta pueden dar señales muy concretas sobre el estado de ánimo y las emociones de los demás. Y cuesta muy poco dejarnos llevar por ellas.
La importancia de aprender a gestionar(se)
No todos somos igual de habilidosos gestionando nuestras emociones. Si tenemos claro que estas forman parte indivisible de nuestro equipo humano, comprenderemos que hay que empezar a trabajarlas internamente.
El trabajo debe empezar en los miembros del equipo de Recursos Humanos, cuya gestión emocional debería ser lo más inteligente posible. Sin embargo, no todas las personas tienen adquirida la responsabilidad de reconocer sus emociones y tratar de gestionarlas a tiempo.
Es por eso que, si queremos conseguir una organización emocionalmente saludable, será preciso poner en marcha dinámicas internas que sirvan al equipo. También sería interesante contar con la participación de un experto externo que nos ayude a encontrar las claves para la gestión de las emociones, tanto en clave personal como colectiva.
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